Pegamos otra vez un salto espacio-temporal dejando la mudanza de lado para comentar que una vez establecidos toca, como es evidente, ir conociendo la zona. Y también toca, como es inevitable, establecer las comparaciones entre lo que tenÃamos y lo que ahora tenemos, cómo vivÃamos frente a cómo vivimos o los usos y costumbres gallegos frente a los usos y costumbres cántabros. En unas cosas ganamos, en otras cosas perdimos, aunque si os he de ser sincero, la impresión por el momento es que hemos perdido poco y ganado mucho. Y si es en cuestión helados, ni os cuento. Lo reconozco, para mi son una perdición, me encantan. En Vigo son caros, un helado de dos bolas lo recuerdo a 2,20-2,50 euros. Mis favoritos eran los de la HeladerÃa Gamela, en el paseo marÃtimo de Bayona. Grandotes, artesanos, sabores variados, creo recordar que dos bolas eran también dos veinte o dos euros y medio. AquÃ, por dos euros te llevas ésto:
Venga, a lo bestia, mientras quepa y no se caiga al suelo seguimos echando. Una vez lo pagas tienes que empezar a hacer maniobras para evitar que aquello se escurra y caiga por todos lados. Con el otoño este tan atÃpico que está haciendo ya os podéis imaginar, nos pusimos morados…